Hace un tiempo Javier Cuervo escribió una serie de ideas que a mi me ayudaron mucho en mi proceso de reflexión para ser ligero, primeramente a nivel profesional y posteriormente a nivel personal. Sobre la primera de estas ideas ya había estado pensando anteriormente y me parece muy acertada para empezar con esta serie de consejos.
10 consejos para ser ligero en 2012 por Javier Cuervo:
1. El mejor dinero es el que no se necesita
2. Si quieres ser feliz invierte en experiencias, no en cosas
3. Ser ligero no es ser austero. Es viajar con poco equipaje por un mundo en continuo movimiento
4. La ostentación ya no mola
5. Probar es hoy fácil, rápido y barato. No intentes entender el mundo. Experimenta y aprende
6. Lo barato, es barato, no malo
7. Asume los errores como parte del proceso; no te queda más remedio que aprender constantemente
8. Las personas somos excelentes máquinas de resolver problemas. Sacamos lo mejor de nosotros mismos en las situaciones difíciles
9. No sabes cuáles son tus límites, pero sí sabes cuáles no lo son
10. Las startups son una metáfora del Siglo XXI: rápidas y ligeras; prototipan y prueban en Mercado.
Se dice que la necesidad agudiza el ingenio, pero en mi caso creo que es todo lo contrario, las peores decisiones respecto a mi dinero las he tomado cuando realmente tenía necesidad y habitualmente el endeudamiento ha tenido bastante que ver al respecto. Cuando necesitas dinero lo fácil parece pedirlo, pero nos olvidamos de los problemas que esto conlleva. Cuando necesitas dinero lo que deberías hacer es reducir los gastos, ajustarte el cinturón y trabajar para recuperar la situación que termine con esa necesidad. Esto aplica tanto a nivel personal como a nivel empresarial, en ambos casos creo que autofinanciarse es la decisión que menores riesgos implica y la que te hará sentirte más ligero en el largo plazo.
A nivel de inversiones me parece fundamental tomar las decisiones de una forma consciente y siguiendo una estrategia estudiada en la que minimizar los riesgos y maximizar los beneficios. El extremo de esta situación es cuando se llega a invertir el dinero que no se tiene, es el caso de lo que ocurre cuando inviertes en productos financieros derivados como pueden ser las opciones y los futuros donde se asume un riesgo muchísimo mayor que en una inversión convencional y donde se puede llegar a perder todo el dinero invertido en muy poco tiempo debido a las grandes fluctuaciones de precio que tienen este tipo de inversiones.
Yo mismo experimenté esta situación hace bastante tiempo cuando me aficioné a invertir en bolsa y lo hacía con el dinero que tenía prestado para realizar mis estudios, como en bolsa no obtenía la rentabilidad esperada probé suerte con los “warrants” y la suerte me duró muy poco. En un par de inversiones que realicé con este producto financiero perdí todo lo que había invertido y esto sirvió para darme cuenta de que no podía asumir estas inversiones de tan alto riesgo sin una preparación adecuada y sobre todo invirtiendo un dinero que realmente necesitaba para mis estudios. Por suerte siempre he tenido el recurso de poder trabajar para pagar los errores cometidos en mis iniciativas más arriesgadas así que tras el fiasco de los “warrants” tocó ponerse a currar para poder seguir pagando los créditos de la carrera.